lunes, mayo 20, 2024
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El terrible relato de una bombera de Morón que denunció abuso sexual en el cuartel

Cinthia Narvaja tiene 24 años de carrera y se desempeñaba en el cuartel central. Fue desplazada de sus funciones y busca justicia.

La vida de Cinthia Narvaja, una bombera de Morón con más de 24 años de carrera, se transformó en una pesadilla desde hace poco más de un mes: denunció haber sido víctima de abuso sexual y maltrato laboral en el cuartel central de la avenida Hipólito Yrigoyen 1480, en ese distrito.

La mujer, que viene de una familia con amplia tradición en el servicio público, aseguró que los ataques en su contra comenzaron el lunes 8 de agosto, cuando un compañero la abordó en la cocina de la sede central de Bomberos. “Sacó su miembro, me dijo cosas feas y me pidió que lo toque. Quedé impactada, salí de ahí y me olvidé de todo. No me preguntes que hice porque no me acuerdo”, relató.

Ese mismo día, la denunciante escuchó que otro de sus compañeros le decía a un tercero: “Ahí viene tu amiga, la inútil más grande que hay en el cuartel y la parásito”. Tanto a ese bombero como al que hizo la obscena exhibición, que son agentes ya jubilados pero que aún siguen prestando servicio, los acusó frente a su superior en la institución. Sin embargo, obtuvo una respuesta evasiva: “Hablamos el jueves”, le dijo el jefe, algo que la hizo sentir desoída y abandonada a su suerte.

Fue por eso que, luego de llegar y llorar desconsoladamente en su casa junto a su familia, se presentó en la Comisaría de la Mujer y la Familia de Morón para denunciarlos penalmente. Luego de esa presentación ante la Justicia, los Bomberos de Morón separaron de sus funciones a los dos acusados, aunque también la desplazaron a ella, supuestamente para “protegerla”, después de que se encargara de entregar un informe detallado sobre lo ocurrido.

El desgarrador relato de la bombera de Morón

Aunque ya no están desempeñándose como bomberos, lo cierto es que igualmente la Justicia aún no tomó ninguna medida contra los acusados. La causa se encuentra radicada en la Unidad Funcional de Instrucción N°2 de Morón bajo la carátula de “averiguación de ilícito” y se espera por saber qué diligencias se llevan a cabo para tratar de esclarecer los hechos.

“No hay pruebas, no hay cámaras, no hay testigos, no hay nada: es mi palabra contra la de ellos. Pero me sentí violada y nunca nadie se propasó con mi persona de ese modo dentro de la institución. Mi jefe lloró conmigo”, expresó entre lágrimas en diálogo con Primer Plano. Lo hacía con una mezcla de impotencia y tristeza: sabe que su acusación es muy difícil de demostrar, pero no quiere dejar de exponerla por la pesadilla que le generó.

“Me quise tirar abajo del tren, pero cuando vi la rueda vi la cara de mis hijos y de mi nieta, que no me dejaron hacer esa locura por algo que no vale la pena. Lo único que quiero es terminar mi carrera, cerrar esta herida y que esto no vuelva a pasar porque es terrible no sentirse cuidada y que nadie me haya llamado”, cerró.