viernes, noviembre 22, 2024
DeportesDestacadasItuzaingóPersonajes

«ME MOLESTABA MÁS PERDER CONTRA MERLO, PORQUE A MIDLAND LE LLEVÁBAMOS DEMASIADA VENTAJA»

Entrevistamos a Aldo Bazán, uno de los históricos de Ituzaingó. El ex volante recordó sus ascensos con el Verde, su visión sobre el último torneo del equipo, el enganche en nuestro fútbol, entre otros temas.

Sector Prensa dialogó con uno de los grandes ídolos del Club Atlético Ituzaingó, Aldo Bazán. El ex jugador y DT del León, parte del plantel que ascendió a la B Nacional en 1992 y figura en el ascenso a la B Metro en 2001, recordó aquellos logros, su experiencia en Bolivia, analizó la actualidad del equipo, la posición de enganche en el fútbol argentino y dejó una frase acerca de los clásicos.

SP: – ¿A qué te dedicas hoy?

AB: – Hoy, me dedicó a la distribución y comercialización de alimentos, es mi trabajo habitual en el que estoy desde hace años.

– ¿Es verdad que River te tuvo en carpeta?

– Si. Hubo un rumor de que habían ido a verme en dos partidos, incluso Pasarella estuvo en la cancha mirando dos partidos consecutivos de Ituzaingó. Pero nunca, oficialmente, nadie se comunicó conmigo. Eso habría que preguntarle a los dirigentes del club de aquella época, si hubo algún contacto realmente, ¿no?

– Te tocó ser parte de aquel histórico Ituzaingó del ´92 ¿Pudiste disfrutarlo al ser un juvenil? ¿Qué recuerdos tenés?

– Si, formé parte del plantel, ya no era tan chiquito. Era mi tercer temporada en la Primera del club, campeonato de la B Metropolitana. Alterné, en algunos partidos iba como titular, en otros ingresaba en el segundo tiempo. Una experiencia muy buena, por ser joven, y el ascenso más importante de la historia del club. Tengo un gran recuerdo de ese año.

– En 2001 ya fuiste el protagonista ¿Ese ascenso es el más especial en lo personal? ¿Qué tenía aquel equipo?

– Personalmente, ese es uno de los equipos que más me gustó y uno de los mejores que integré en Ituzaingó. La final es uno de los mejores recuerdos que tengo, ganarle a un clásico rival con ese resultado fue un broche de oro para esa temporada.

– ¿Una anécdota o intimidad de ese plantel?

– La anécdota puede ser que, ese plantel se había desarmado en su inicio por aquella derrota en la última fecha del campeonato anterior, en cancha de Laferrere. Después, con el correr de los meses, nos reincorporamos algunos jugadores. El equipo se completaba con bastantes juveniles que integraban el banco de suplentes, más los jugadores experimentados. Se rearmó, hasta que llegó la etapa del reducido. Así fuimos creciendo, avanzando, mientras el equipo se iba preparando para el reducido. El equipo jugaba cada día mejor, por eso llegó de esa manera a la final. Otra puede ser, en instancia de reducido nos íbamos a concentrar en un hotel de microcentro. A veces nos trasladábamos con los coches de Reviello (la famosa funeraria de aquel presidente del verde), ponía los autos y nos llevaban a concentrar.

– ¿Qué sensaciones tuviste cuando marcaste en la final del reducido contra Laferrere?

– Tenía mucha ansiedad, porque comenzábamos la segunda final con un gol abajo. El gol que convertí era tan necesario, que lo sentí como un desahogo. Ahí, pudimos empatar y lo que vino después fue una actuación muy buena del equipo. Goleamos a Laferrere y jugando mucho mejor que ellos. Es el partido que más disfruté de esa final, teniendo en cuenta la importancia del partido.

– ¿Cuáles son las diferencias entre el equipo de 1992 y el de 2001?

– A nivel personal, fueron dos momentos muy diferentes en mi carrera. En el ´92, yo era un joven que recién comenzaba y en ese plantel había muchos jugadores más grandes que yo, con mucha experiencia. No tuve la participación que en 2001, en aquel campeonato ya tenía experiencia y participé mucho más. Lo disfruté de otra manera, en ese sentido. Ahora, el del ´92 me parece una hazaña mucho mayor, comparado con el ascenso a la B Metropolitana.

– ¿Desapareció el enganche en el fútbol argentino?

– Yo pienso que no desaparecieron, sino que les asignaron nuevos roles, nuevos puestos, mucho más dinámicos. El puesto de enganche de hace quince años atrás, ya no juega de esa manera, cumple otra función. Por eso los reinventaron en otro lugar de la cancha, los hicieron más dinámicos, los enganches clásicos te corren más, marcan. Entonces, no es que desaparecieron, sino que les asignaron mucha más responsabilidad en la parte defensiva. Esto tiene que ver con la modificación en la forma de plantear los equipos, es responsabilidad absoluta de los directores técnicos. De eso no me cabe ninguna duda. El miedo a perder hace que se arriesguen mucho menos, y en ese sentido, ellos son los responsables de esta modificación en lo táctico.

– Ituzaingó volvió a pelear por un ascenso a la B Metro, después de veinte años ¿Cómo viste al León en el torneo de transición? ¿Te gustó la idea de Ferraresi?

– Como no pude ir a la cancha, no lo pude ver bien al equipo. Lo que aprecié por tele es que, Coqui le agregó más agresividad de la que venía mostrando Ituzaingó en los últimos años. Eso se notó, por eso llegó a esa instancia.

– ¿Te traicionaron alguna vez en el fútbol?

– No, yo creo que el apoyo existió cuando me convocaron para dirigir a la Primera. Ahora, lo que pasa es que es moneda corriente no interesarse por un análisis profundo del proceso en transcurso. En ese momento, nunca se analizó nada. No hubo un análisis serio y profundo de las campañas, como para tomar decisiones. Las decisiones están basadas en los resultados, únicamente. Al no haber un análisis, no hay crecimiento.

– Jugaste en Bolivia, ¿te costó adaptarte a su fútbol y la altura?

– Jugué en Oriente Petrolero, de Santa Cruz de la Sierra. Me costó unas semanas la adaptación por el calor que hacía, una zona muy húmeda. Después, participé poco porque era el centro delantero suplente, era el suplente de Milton Coimbra. Era jugador de la selección boliviana y figura, entonces arranqué en el banco.

Aldo Bazán tapa de Olé. El suplemento ascenso inmortalizó la histórica final y su festejo ante Lafe.

– ¿Te sentiste cómodo jugando de nueve?

– Si, era una posición en la que yo podía jugar. Lo único que tenía que hacer era mantenerme en el centro del ataque, en la zona de definición, porque al ser centro delantero no podía retroceder mucho.

– ¿Creés qué dejaste una huella en el club?

– No creo que haya dejado nada, no soy yo quien debería afirmar eso. En todo caso, el recuerdo de algunos buenos partidos.

– ¿Te ves dirigiendo en la Primera de algún equipo en un tiempo cercano?

– No me veo dirigiendo Primera, me interesa más la formación de los juveniles del Club Atlético Ituzaingó. El club necesita una profunda transformación en la forma de prepararlos en sus entrenamientos.

– Eras un jugador habilidoso y por eso, muchas veces recibías patadas, ¿recordás alguna?

– Recuerdo dos que, como consecuencia, me generaron lesiones importantes. Una en el tobillo y otra en la rodilla, en la cual tuve que operarme. Son esas dos las que más recuerdo.

– ¿Cuál de los clásicos era el más especial para vos?

– De los clásicos, disfrutaba de ganarles a todos por igual. Pero me molestaba más perder contra el Deportivo Merlo.

– ¿Por qué motivo?

– Porque a Midland llevábamos demasiada diferencia en el historial, y en una época le ganábamos siempre.

– ¿Cuándo y por qué decidiste retirarte?

– Cuando descendí con Ituzaingó a la Primera D. Ya era grande y pensé terminar un ciclo. Luego jugué seis meses en Villa Dálmine, pero porque me buscaron y ya estaba retirado.

EL VERDE YA TIENE A SUS PRIMERAS INCORPORACIONES PARA EL PRÓXIMO TORNEO

– ¿Qué te convenció?

– El hecho de poder seguir jugando al fútbol. De hecho, con el tiempo pensé que podría haber jugado más.

– ¿Fue un retiro forzado antes de llegar a Villa Dálmine?

– De alguna manera, sí. No era una etapa buena de Ituzaingó. El descenso a la Primera D me quitó motivación, etc.

– ¿Te hubiese gustado retirarte en el Verde?

– Si, esa era la idea. Pero se complicaba por el presente del club, el descenso.

– Tuviste una experiencia en la B Nacional con Almirante Brown, ¿no?

– Si, jugué el Nacional un año con Almirante Brown. Fue una linda experiencia. Un club con una gran hinchada, y el Nacional un gran torneo que estaba lleno de equipos grandes.

– ¿Te quedó algo pendiente con la camiseta de Ituzaingó?

– No, no quedó nada pendiente. Jugué al fútbol y disfruté de haberlo hecho.

Por: Ezequiel Olivera

Deja una respuesta