“ME TEMBLABAN LAS PATAS CUANDO TEVEZ ME DIO SU CAMISETA”
Entrevistamos a «Beto» Herrera, ex combatiente en la guerra de Malvinas, quien estuvo presente el sábado en la Bombonera y recibió la camiseta de Carlos Tevez.
Este fin de semana, y como todos los 2 de abril, en nuestro país se realizaron diferentes homenajes a los veteranos de la guerra de Malvinas. El sábado, uno de los ex combatientes estuvo presente en la Bombonera, en el partido entre Boca y Defensa y Justicia, y recibió la camiseta de Carlos Tevez. La foto se hizo viral. El protagonista es «Beto» Herrera, de 58 años y oriundo de Libertad, partido de Merlo, con quien pudo dialogar Sector Prensa para que nos cuente esa experiencia, entre otras cosas de su vida.
«Lo veo que viene de la mitad de la cancha, le estaban haciendo una nota, y yo estaba como a diez metros. Entonces le digo a mi compañero, ´le voy a pedir la camiseta a Tevez´, ya lo había abrazado en la mitad de la cancha. Me arrimo al túnel y lo saludo. Le estiré la mano y le pregunté si me regalaba la camiseta, no sabés lo que fue, me temblaban las patas. Se saca la camiseta y me la da, me puse loco, no sabía que hacer. Una emoción barbára, estoy muy contento», explicó sobre el momento que vivió en la cancha del Xeneize cuando Tevez le obsequió su camiseta.
Consultado por el trato del argentino hacia quienes estuvieron al frente en ese conflicto, respondió: «Yo creo que, cuando nosotros volvimos, hubo un respeto de la gente mayor, otro no. Éramos como indiferentes, nos trataban así. Pero, cuando se empezaron a hacer los actos del 2 de abril, fue un buen respeto el que nos tuvieron. Nosotros no andamos por la vida vestidos de soldados, sino que somos uno más en la calle, yo lo veo así. Los chicos de entre 20 y 30 años te demuestran respeto. Con esto que pasó el sábado, me llamaron muchas personas. Solamente por el acto, después por lo de la camiseta, pero por estar en la mitad de la cancha. Me llamó gente conocida, otra que no conozco. Yo trabajaba en una escuela, y los chicos de ahí se comunicaron. Mi sobrino, los amigos de mi sobrino. Yo siempre vi que, a donde fuimos, nos trataron con respeto».
Herrera, nos contó a que se está dedicando hoy: «Trabajé 20 años en la escuela Nº 7 de Barrionuevo, pero hace dos años que estoy jubilado. Hoy me dedicó a plantar en mi casa, tengo una quinta, corto el pasto. Ya me jubilé. Uno se jubila para no hacer nada, así digo yo».
Para concluir, narró algunas situaciones por las que pasó en las Islas Malvinas: «Llegué el martes 13 de abril, cinco y media de la mañana. Estuvimos durmiendo en el aeropuerto de Puerto Argentino, hasta que aclaró y nos fuimos unos mil metros para quedarnos ahí. Después de unos días, nos trasladamos por detrás de Puerto Argentino, porque como soldados no podíamos entrar al pueblo. El último destino fue el monte Dos Hermanas, donde decíamos que no iban a llegar, pero si llegaron. Empezó el tiroteo, atacaron de noche porque ellos nos veían, nosotros no teníamos nada para verlos. De ahí, nos sacaron a los tiros y bombazos. Y ahí quedó un amigo que falleció. Después fuimos replegados a Monte Tumbledown, estuvimos una semana, hasta la noche del 13, le digo noche porque a las siete de la tarde ya era de noche. Nosotros los estábamos esperando en ese lugar, nos fueron a atacar, no sabemos si mataron a alguien porque no veíamos nada. En un tiroteo, una bala explosiva revienta contra una piedra y me da en un ojo. Así que, con un ojo, no veo. Viene el médico, me emparcha, en mi regimiento murieron alrededor de quince, y después nos replegamos a Puerto Argentino. Estábamos a diez kilómetros, fuimos caminando y corriendo, como se podía. Nos desparramamos por todos lados, era un lío, nadie sabía dónde estaba y las bombas seguían cayendo. Por suerte no me tocó ninguna cerca, pero a un amigo le arrancó el brazo. El trato de los ingleses fue bueno. En realidad, sólo los oficiales tenían trato con ellos. Cuando volví, estuve un mes internado en Campo de Mayo».
Por: Ezequiel Olivera