«ES UN ERROR VERLO COMO UN ANIMAL BONITO O PINTORESCO»
Adelmar Funk se refirió a lo que llaman la «invasión de carpinchos» en el Nordelta. Aseguró que los roedores le perdieron miedo al ser humano.
La aparición en cantidad de carpinchos en el Nordelta, generó diferentes debates. En el lugar hay vecinos que se alarman y los acusan de atacar mascotas, mientras que otros creen que están su hábitat. Adelmar Funk, especialista en ciencias naturales y director del complejo Ecológico de América, se refirió a la situación en una entrevista y aseguró que «le perdieron el miedo al ser humano».
«La preocupación surge por los problemas que plantean los vecinos, básicamente. Evidentemente hay una necesidad de solucionar el problema», aseguró en diálogo con Radio Búnker 94.9, en el programa «El Tanke de Búnker» (lunes a viernes de 10 a 13hs).
«En la naturaleza, un carpincho huiría ante la presencia humana», afirmó. Luego, enfatizó: «En algún caso, el carpincho nos podría sorprender porque tal vez no advirtió nuestra presencia y ataca, pero no sé si hay registros de esa situación. En el caso de Nordelta, por el problema que se acentúa hace años, la conducta de los carpinchos está alterada y se acostumbraron a la presencia de los humanos. Uno debería tomar ciertas precauciones. Si va a andar con la mascota, esta va a ser la que altere al carpincho, lo va a querer acorralar y el carpincho va a querer morder».
«Lo que está pasando en Nordelta es atípico y hay que tomar medidas. Puede haber algún riesgo de que alguien salga lastimado, además de los accidentes vehiculares», dijo.
Funk, señaló que no hay una única solución: «El ser humano está ocupando un ecosistema. Cuando el hombre llega, no había esa cantidad de carpinchos, pero se dieron las condiciones favorecidas por el humano para que la reproducción de los animales sea exponencial. La situación está descontrolada, porque el ser humano rompe un ecosistema y se altera absolutamente».
«Lo que puede pasar es que, tanta población de animal y sin depredadores, aparte de ser ilegal la caza, termine con el alimento que hay en la naturaleza. Por eso, puede que se aventuren en el jardín de los vecinos», agregó.
Luego, sostuvo que «es un error verlo como un animal bonito o pintoresco». «Algunos lo toman como mascota, he visto fotos donde la gente se baña con ellos en la pileta o los pasean como perros. Eso genera un cambio en la conducta. Ahora, le han perdido el miedo al ser humano. Esto comenzó hace varios años».
Con respecto a la reproducción del roedor: «Un adulto que está en condiciones de reproducir, puede tener de dos a cuatro crías como una camada normal. Pero también, cuando ha sido madre en varias oportunidades, puede llegar a tener ocho. Y si se dan las condiciones, pueden tener dos camadas por año. Si hay depredadores y la madre tuvo diez crías, solamente pueden llegar a adulto dos o tres. Hay pérdidas de adultos también», finalizó.