domingo, julio 7, 2024
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«DECÍS TRANSEXUAL, Y LO VINCULAN CON LA CALLE Y PROSTITUCIÓN, PERO NOSOTRAS QUEREMOS UNA VIDA NORMAL»

Tiziana Lezcano, jugadora de Ferro, nos contó su historia de vida y lucha por jugar al fútbol en AFA. También, se refirió a la mirada de la soeiedad hacia las personas transgénero.

Ferro femenino se encuentra disputando el torneo de Primera División luego del ansiado ascenso, el cual consiguió a fines del año pasado. Dentro del plantel Verdolaga se encuentra Tiziana Lezcano, la segunda jugadora transgénero en la máxima categoría, quien tuvo que luchar para tener un lugar dentro de la disciplina. Sector Prensa dialogó con ella, nos contó su historia, se refirió a la mirada de la sociedad y recordó su camino hasta hoy.

SP: – ¿Hace cuánto te metiste en el mundo del fútbol?

TL: – En el fútbol, estoy desde los ocho años. Mi mamá me llevaba a entrenar en Deportivo Paraguayo, que vivo cerca. Después dejé, me volví a meter a los 16, jugué en el barrio por un tiempo. Cuando arranqué devuelta, dejé por dedicarme a otro deporte, y a los 26 empecé devuelta con todo. Hoy tengo 29 años, estoy en Ferro desde los 27.

– ¿A qué otro deporte te dedicabas?

– Jugué al handball, primero en escuela para los bonaerenses, siempre. Después fui a Vélez, estuve desde los 18 hasta los 20 años.

– ¿Cómo llegaste a Ferro?

– Por unas pruebas que hicieron. Éramos aproximadamente 70 chicas, en ese momento estaba en la Primera B. De ahí fui quedando, se fueron eliminando chicas. Hoy en día, por suerte, puedo agradecer que tengo un ascenso con Ferro y soy una de las jugadoras de este plantel.

– Tuviste una lucha para quedar habilitada por AFA, ¿no?

– Si. Costó bastante, porque cuando yo quedé en las pruebas, a los meses arrancaba el torneo. A mí me estaban por fichar, y hubo una charla de que yo no podía jugar. Primera fue por charla, me dolió bastante porque hice pretemporada y fue difícil decir que no. Ahí luché, seguí entrenando y vino toda la pandemia. Después, me tenía que mover mucho con el tema de papeles, tratar de conseguir que me habiliten legalmente. Así luchamos hasta que me habilitaron, casi al final del torneo de la Primera B. Tratamos de tener todo legal y en mesa, para que nadie diga nada, las hormonas correspondientes y los papeles con AFA y Futbolistas Agremiados. Así fue hasta que jugué, una lucha muy intensa.

– ¿Te considerás una pionera junto a Mara Gómez?

– Si, siento que fuimos luchadoras. Yo sé que hay otras chicas transexuales que habían jugado, pero creo que nosotras somos más pioneras porque la peleamos más de abajo con el tema de la habilitación y legalmente. Yo creo que, hoy en día, nosotras estamos jugando legalmente, con los controles necesarios para jugar en el fútbol femenino. Siento que la lucha esta, la generamos nosotras y tiene que repercutir en las demás. Aparte, el fútbol femenino se dio cuenta que no hacemos la diferencia. No es que nosotras jugamos y sólo hablan de como jugamos. Creo que tenés que entrenar como las demás, tener paciencia. Hoy no hablo mucho con Mara Gómez, pero cuando yo estaba fichada, ella estaba peleando por los papeles. Yo iba a arrancar a jugar y, digamos que por «culpa» de su habilitación en Primera, repercutió en lo mio. Tuve que esperar para mover papeles. Desde mi ignorancia, no sabía como moverlos, tuve que comenzar casi de cero. Estuve casi un año parada y entrenando como si fuera que iba a jugar todos los fin de semana, pero nunca llegaba la habilitación.

– ¿En algún momento sentiste ganas de no seguir?

– Quise dejar todo, tirar todo el entrenamiento a la basura, creo que estaba en mis mejores años. Es más, una semana antes de mi habilitación, iba a dejar y se lo dije casi llorando a mi técnico. No aguantaba más, era muy triste ver jugar a mis compañeras, aunque era agradable verlas jugar, pero me dolía no estar ahí. A la semana recibí la noticia de la habilitación, para el siguiente partido me citaron, fue algo muy lindo y me desahogué.

– Te vi jugando en diferentes sectores de la cancha ¿Sos una jugadora polifuncional?

– Si. En Ferro arranqué de 9, después pasé a ser extremo. Ahora, mi puesto principal es de 3, lateral izquierdo, pero sé manejarme en otros lugares de la cancha. No tengo puesto fijo, eso es lo bueno.

– ¿Cómo viviste el ascenso con Ferro después de todo lo que pasaste?

– Fue algo supergrande. Una emoción muy grande, sentí que quedamos para la historia. Por mi lucha, quedé para la historia porque jugué ese partido de titular y casi se me da un gol en el final. Se nos había escapado en el campeonato anterior, habíamos perdido contra Comunicaciones. Fue triste, lo viví desde afuera a ese partido, yo quería jugarlo porque me gustan los partidos difíciles. Esta vez no se podía escapar, dimos todo lo que teníamos. Hoy estamos disfrutando de la Primera División, es lo más grande que hay.

– ¿Tenés ídolos o referentes?

– Me fijo en el puesto de 9 para ídolos. Me encanta como juega Lukaku, es mi ídolo. Tiene una potencia en el área que me encanta, que es lo que me gusta, como me imagino que juego yo más que nada. Y después Sole Jaime, me gusta mucho como juega, como se para en la cancha, como para la pelota. Es más el estilo de juego que tendría yo si jugara de 9. En mi puesto, me gusta mucho Eliana Stabile. Su zurda es mágica, juega muy tranquila, y me encanta, no se hace notar cuando llega.

– ¿Soñás con la Selección Argentina?

– Creo que es algo con lo que sueñan todos. Los colores tiran siempre, son los que nadie quiere rechazar. Creo que si me lo propongo, lo puedo lograr, pero eso no lo decide una sino que el entrenador. Sería algo hermoso, un orgullo, para mí, mi familia y amistades. Aparte representás a tu club, Ferro es mi casa.

– Hablando de familia y amigos, imagino que son los que siempre estuvieron ahí.

– La verdad que si. La familia es un pilar importante. Siempre estuvieron, en las buenas y malas. Le debo mucho a mi familia, porque cuando quise tirar todo a la basura estuvieron presentes y me apoyaron en todo, me pidieron que no deje de entrenar. También, agradezco mucho a mi representante, que estuvo bastante. A mi ex entrenador, Demián «Chino» Alaníz. Él me insistía y me retaba, me decía que tarde o temprano iba a llegar y tenía que estar al nivel. Después a mis amistades, que ellos siempre me tuvieron arriba, es lo más lindo.

– ¿Siempre te sentiste incluida o te tocó pasar por alguna situación?

– No siempre hubo inclusión. A mí me costó mucho en los barrios. Por un lado me sentía querida, y a la vez me sentía discriminada. Era ir conociéndome. Yo creo que hay chicas que no me conocían, a su tiempo se daban cuenta que yo era trans, y tenían esa maldad de decir «vos no podés jugar acá», «si juega ella, yo no juego». Era un poquito triste lo que hacían, pero con el tiempo me fueron conociendo. Es más, las chicas que me discriminaban, hoy más de una es amiga mía y me dicen siempre que se arrepienten de no haberme conocido, se dieron cuenta que no era mala persona. Dentro del juego tampoco era que les ganaba siempre. Agradezco mucho al fútbol por esas amistades. Después lo que vino de Ferro, la gente de otros clubes no querían que juegue. Creo que nombrar una chica trans es como nombrar al cuco, ellos sienten que jugás con algo de más y no es así. Nosotras nos hormonizamos para estar a nivel, y un poquito menos, perdemos muchas cosas. En el proceso perdemos calcio, proteínas, cosas necesarias dentro del fútbol. Si vos no tenés eso, a veces cuesta entrenar, el cuerpo mismo siente el cansancio por la reducción de músculos. Vos querés aumentar, pero la hormona lo que hace es disminuirlo y hay que hacer el doble de esfuerzo. Pero bueno, creo que mi camino ahora está despejado y estoy muy feliz.

– ¿El fútbol y la sociedad deben abrir sus cabezas?

– No sé si abrir las cabezas. Pero deben conocernos, como personas y jugadoras. La sociedad necesita saber que no somos malas personas, no es lo que todos piensa. Decís transexual, y nos vinculan con la calle, la prostitución, pero son cosas muy diferentes, nosotras queremos tener una vida normal. Pero si la gente cierra su mente, y siempre nos tienen ese punto, nunca vamos a poder tener una vida normal, porque ya nos prejuzgan de entrada. Lo que nosotras queremos es hacer una vida tranquila. A mi me pasa a veces que si no digo que soy transexual, no se dan cuenta. Tampoco una tiene que andar con un cartelito que diga «soy transexual». Creo que la gente tiene que saber que somos personas, tenemos derechos, posibilidades, y queremos lograr todo lo que nos proponemos sin que nadie esté diciendo «no» todo el tiempo.

– El tema de las hormonas es algo que no se habla o se hace muy poco.

– Es que dentro de la ignorancia, todo el mundo piensa que una trans entra y hace cinco goles sola porque tenemos energía «superpoderosa». Piensan que jugamos de defensoras, delanteras y arqueras. Creo que la función de un equipo tiene varias jugadoras, no somos sólo nosotras. Perdemos muchas cosas, yo tengo que tomar vitaminas. Hay personas que no entienden esto, piensan que tenemos la ventaja de por si. Perdemos los niveles de testosterona, y ya nada es igual, estamos compitiendo a la par.

– ¿Tenés otro trabajo, además del fútbol?

– No, solamente al fútbol. Trabajaba antes en un local, pero quise dedicarme cien por ciento al fútbol. A veces cuesta dedicarse a otra cosa, pero se puede. Pero el sueño de una es que todas seamos profesionales y ganemos para vivir de esto, de lo que nos gusta. Tiene que ser comparativo con los hombres, es triste que ellos puedan vivir de lo que les gusta y nosotras no. Es triste que pase eso en la sociedad.

– ¿El gol que más recordás?

– No se me dan mucho los goles por ser lateral izquierdo, aparte tengo cuatro partidos en la Primera B y tres en la A, pero tengo dos goles. El más recordado fue en la final contra Estudiantes de Buenos Aires. Creo que lo grité mucho, fue un desahogo. Me sentí arriba, estábamos siendo televisadas, mi familia estaba en la tribuna y había mucha gente. Se lo dediqué a toda esa gente que vino. Ese partido lo perdimos, pero el gol fue lo mejor para mí porque me sentí coronada, que puedo dar mucho.

– ¿Cómo es la personalidad de Tiziana Lezcano?

– Creo que soy muy luchadora. Me gusta seguir, aunque reciba golpes en la vida. Me siento con fuerza, trato de no caerme. Soy como un pilar importante para mí. Si yo no tuviera amigos y familia, estoy yo y me tengo que levantar a mí misma. En el plantel hago reír a las chicas, me llevo bien con todas. Trato de no tener malos días, llegar con una sonrisa a los entrenamientos.

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