viernes, noviembre 22, 2024
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«ERA MUY TRISTE SER DESCONOCIDA ENTRE TUS COMPAÑEROS QUE ESTUVIERON EN EL MISMO LUGAR»

La veterana de guerra en Malvinas, Alicia Mabel Reynoso, habló sobre la falta de reconocimiento que existió hacia ellas y sus compañeras, y la lucha por conseguirlo.

Alicia Mabel Reynoso, quien es vetera de guerra en Malvinas y enfermera en aquel conflicto bélico, contó su lucha para ser reconocida ante la justicia y por los diferentes destratos que pasó. Además, recordó episodios de aquel combate contra las fuerzas inglesas.

«Las enfermeras de la fuerza aérea, que fuimos las primeras mujeres con grado militar en Argentina en 1980, yo soy primera promoción. En 1982 nos tocó participar de una manera directa, activa, de la guerra de Malvinas. Atendimos, socorrimos y evacuamos heridos, que llegaban desde las Islas o cualquier parte del continente. El hospital reubicable, fue de referencia. Primero éramos cinco, después más, hasta llegar a 14 mujeres. Somos reconocidas por el Congreso de la Nación, bajo la Ley 23.118, desde los año ´90. Pero, posteriormente se nos escondió, discriminó, se nos trató de olvidar, y se intentó olvidar cuando se hicieron esas famosas listas donde todos iban a recibir un resarcimiento económico y social. A estas mujeres se las dejó de lado, y a los hombres que estaban al lado nuestro, casi todos o la mayoría tiene reconocimiento. Era muy triste ser NN entre tus compañeros, estuvimos en el mismo lugar, bajo los mismos miedos y refugios», detalló en Radio Búnker 94.9, en el «Tanke de Búnker» (lunes a viernes, de 10 a 13hs).

Luego, explicó por que se las intentó dejar en el olvido: «Las fuerzas armadas son muy verticalistas y patriarcales. Y la guerra parecía, y la cuentan hasta ahora, que era una cuestión de hombres. Y estamos hablando de hombres y mujeres que juraron defender la patria hasta perder la vida, cuando ingresamos a los diferentes instituto militares, y así lo estábamos haciendo. Parece que pensaron que la guerra era cuestión de hombres. Tuvimos que demostrarles, y cada testimonio está justificado, que en esos lugares también estaban las mujeres».

Reynoso, contó la historia de lucha por el reconocimiento: «En 2009, cansada del ninguneo y discriminación, levanté la bandera por la visibilidad. Por eso fui agredida, insultada, injuriada, echada de desfiles, difamada y demás, al igual que las compañeras de Córdoba, por decir que éramos veteranas. Nos decían que no podíamos decirlo, que no nos correspondía decirlo. Cuando vimos todo eso, nos emponderamos, nos aseguramos más en nuestra posición, e hicimos la escalera tan alta, que la justicia nos vio. El año pasado, el gobierno de Alberto Fernández nos elige como institucional de presidencia. Ahí empezó también una gran visibilidad. Al mes siguiente, la justicia me reconoce como veterana plena por segunda vez. Las mujeres tuvimos que justificar y testimoniar que estuvimos. Los hombres, dicen que estuvieron en lugares sin fundamentos y les creyeron de una».

«Los momentos más duros que pasamos, fueron muchos. Pero lejos de victimizarnos, somos enfermeras, aparte soy instrumentadora. Venía de Santa Fe, de un hospital muy pesado, con una muy buena formación en emergentología. Lo que nos marcó a mí y mis compañeras, fue recibir jóvenes compatriotas de 18 años, llegaban a Comodoro Rivadavia con hambre, mal vestidos, mal alimentados, y nos pedían por favor que querían volver con sus familias. Yo tengo un nieto de 14 años, me muero sin cuatro años le toca la colimba y un maniático lo manda a la guerra. El estar ahí con un poquito de años más que ellos, yo tenía 24, tuvimos que sacar de la galera como contener a ellos, mis compañeros y a nosotras», describió.

El momento que le comunicaron que debía ir a Malvinas: «Yo era la jefa de enfermería del hospital aeronáutico central de Pompeya. Nunca pensé que íbamos a ir a la guerra. Cuando nos dicen que vayamos, había pasado lo del ´78, donde no pasó nada. Entonces, yo dije que vayamos, no iba a pasar nada e iban a hablar. Fui con una tensa calma, porque no sabíamos a donde íbamos. A la prensa le llamaba la atención estas cinco señoritas vestidas de verde, con armas. Tuvimos que luchar con eso también, nos retaban por salir en las revistas. A partir de ahí, no pudimos hablar más. Después de la guerra, menos, porque la orden era no hablar», recordó.

«La historia se debe contar desde la verdad, y desde la primera persona. Porque es cómo la debemos contar, por más que sea triste y cruel. Yo pude hablar después de una larga terapia, porque nosotras al otro día teníamos que ir a trabajar, a mi me mandaron nueve meses a Córdoba para hacer un curso. Es como si no hubiera pasado nada», agregó.

La veterana de Malvinas, dijo que también se les contaba otra realidad distinta a los que pasaba en el territorio del conflicto bélico: «A nosotras también nos dijeron que estábamos ganando. Y cuando empezamos a recibir los soldados después del 1 de mayo, después del ataque, ahí nos dimos cuenta como venían estos jóvenes. Estaban destruidos no sólo por la guerra, también por el maltrato. La tropa que combatía, tenía hambre. Ningún soldado puede combatir con frío, hambre y con armas no sofisticadas, porque fuimos con la honda y la piedra. No hay que desprestigiar a los soldados, hicieron todo y mucho más, no se la llevaron de arriba. Muchos de esos jóvenes patriotas, están olvidados, muriendo en la desidia. Eso es culpa de todos, los que gobernaron, gobiernan y gobernarán, los comunicadores. Hay que hacer una política de Estado donde no se deje de hablar. Yo no puedo decir como otro Presidente, que dijo ´ese pedazo de tierra, no sé para que está´. En ese pedazo de tierra, hay 649 argentinos muertos».

«En el hospital no murió nadie, estaban como de paso porque los atendíamos, los subíamos a otros aviones y los evacuábamos. En ese hospital debían estar las camas vacías, nunca sabíamos cuando venía el próximo avión con heridos», contó.

«Nunca me fui de la fuerza, me jubilaron el año pasado, después de que gané el juicio. Después de 42 años, me llegó un mensaje diciendo que me jubilaban. Creo que dolió más este olvido, este desprestigio de la acción de la mujer, desde nuestros compañeros que nos decían que no digamos tal cosa. Nos echaron de un desfile en 2019. Para los 40 años, si nos convocaron», señaló.

«No puedo cerrar el círculo completo, porque aún faltan diez compañeras por reconocer. Cuando la última veterana de guerra esté reconocida, puedo decir misión cumplida. Mis compañeras y yo no podemos no estar unidas, lo estuvimos en el ´82, y ahora lo vamos a estar por este reconocimiento pleno», concluyó.

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