Gabriela Peirano: «la respuesta de la gente fue inesperada y triplicamos lo que nos robaron»
Gabriela Peirano, integrante de la ONG «El Ejercito de Alejito», contó lo vivido el fin de semana y agradeció la colaboración de la gente para volver a juntar los juguetes.
El Ejercito de Alejito, una ONG que realiza diferentes actividades, se preparaba para entregar más de 400 juguetes a niños con cáncer en el Hospital Posadas. Sin embargo, el viernes 23 de diciembre robaron el auto donde se encontraban los mismos. A pesar del mal momento, lograron recolectar y superar la cantidad gracias a la solidaridad de la gente. Gabriela Peirano dio detalles de lo sucedido en una entrevista radial.
«El viernes, una de mis amigas era la encargada de juntar todo lo que habíamos recolectado para entregar a los chicos pacientes oncológicos del Posadas. Eran más de 400 juguetes nuevos. Se prendió la gente, jugueterías. También había bandejas hechas por los chicos y nosotros, a mano, para llevarlas con una merienda especial. Ella me dijo que estaba en viaje, que me levantaba cuando cerrara el local. En eso me suena el celular, era el marido para avisarme que les robaron el auto, venía con su hijo y por suerte no les pasó nada. Había parado en la estación de Castelar para comprar, y cuando frenó los ladrones se lo llevaron con todo. No eran sólo 400 juguetes, era mucho tiempo, dedicación y amor. Para mí fue tremendo la caja de juguetes de mi hijo, que ya no lo tengo, es muy doloroso. Siempre guardo una caja para Navidad», contó en Radio Búnker 94.9, en el «Tanke de Búnker» (lunes a viernes, de 10 a 13hs).
«A las doce, hice un vídeo para contar lo que pasó y poder dormir tranquila. Cuando me levanté, ya había plata en la cuenta y era una locura todo. Y empezó lo que es la parte linda». agrego Peirano.
Cabe destacar, el vehículo robado fue encontrado y detalló en qué condiciones: «Yo no sabía, porque no paré un segundo, pero me contaron que el auto apareció en Merlo y le faltaban tres ruedas, estaba medio incendiado y vacío. Lamentablemente, los ladrones habrán sacado el envoltorio y revendieron todo».
«Fue un caos, había que ir contrarreloj. Mucha gente colaboró económicamente, vino a mí local de ropa a dejarme juguetes, plata. Había que salir a comprar, había que ir contra el reloj. Ni bien me levanté, le transferí a mi amiga lo que había en la cuenta para comprar. Mientras la cuenta crecía, hacía otra transferencia para que otro grupo vaya a comprar. Yo cerré el local a las seis de la tarde, fui a comprar. Estuvimos hasta las doce de la noche armando paquetes, paré solamente para brindar con mi mamá. La respuesta de la gente fue inesperada, triplicamos lo que nos robaron. Y me quedo corta», expresó sobre la reacción de la gente.
Peirano hizo una mención especial a una de las personas que colaboró y destacó: «Es un abuelo que conozco hace muchos años, me donó su jubilación. Es un hombre que vive con eso, no quiso que se la devuelva. Me dijo, ´con los peladitos (forma cariñosa en que llama la fundación a los niños) no´. Me hizo llorar, es muy grande lo que sucedió».
Debido a la cantidad donada, los chicos pudieron recibir más juguetes de lo que se había planeado en la primera colecta: «Les llegó multiplicado, cada uno recibió tres o cuatro juguetes. Cuando les íbamos a llevar el juguete con la golosina, nos miraban como diciendo, ´¿en serio puedo elegir?´. Era tanta la cantidad, que los dejamos elegir», remarcó.
Luego de contar que volverán a repartir regalos el día de Reyes, afirmó: «No lo teníamos planeado, porque realidad de todos es dura, ya estábamos felices por juntar para Navidad. Ahora con esta expresión de amor, tengo otra baulera llena y pensamos cómo vestirnos de Reyes Magos».
Al ser consultada por el tiempo que llevan realizando esta actividad, indicó: «Siempre fuimos para Navidad y Día del Niño con los ´peladitos´. Hubo un momento, anterior a la pandemia, donde teníamos un área y llevábamos a los chicos a la pileta de una quinta que alquilábamos. Pero siempre estuvimos presentes con juguetes y actividades, hace seis años».
La sede del «Ejercito de Alejito»: «En pandemia nos quedamos sin sede, la propietaria no quiso renovar. Nos volvió locos porque teníamos muchas cosas, de familias que ayudamos. Después de esa tristeza enorme, que fue injustificada, cada uno debió acomodarse a lo virtual», explicó.