jueves, noviembre 21, 2024
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«El objetivo de la derecha es romper el ADN que tenemos con respecto a la dictadura»

Alejandra Naftal, quien fue directora de la ex ESMA, manifestó que los sectores de derecha «no son negacionistas, sino provocadores». Por otra parte, se refirió a la película Argentina 1985.

La película Argentina 1985 sigue dando que hablar en el país y en el exterior, incluso fue nominada para un Oscar. Alejandra Naftal, quien fue directora del Museo Sitio de la Memoria ESMA, opinó acerca de la misma y dijo que el film dejó un mensaje en las nuevas generaciones para que la dictadura cívico-militar «no vuelva a suceder». Además, apuntó contra los sectores de derecha, a quienes acusó de «querer romper el ADN argentino con respecto al terrorismo de Estado». Por otra parte, recordó su historia en la etapa más oscura de Argentina.

«Fue muy movilizante porque, en principio, me vi muy joven. Veía como una nena, tenía 24 años cuando fui al juicio de la junta. Me retrotrajo a esa época, fue muy difícil dar testimonio en ese momento porque la dictadura fue en el ´83, después vino la CONADEP. Por haber testimoniado ahí, me convocaron al juicio de la junta. Fui a verla con mi hija y una amiga, que fue al juicio conmigo, con su hija. Lo que trajo la película es el volver a hablar del tema en las familias, casas, en la calle y en el bar. Ese fue el gran impacto que me generó», expresó en Radio Búnker 94.9, en el «Tanke de Búnker» (lunes a viernes, de 10 a 13hs), sobre el film.

«Y en términos personales, me movilizó muchísimo. Yo había participado en documentales y otros tipos de investigaciones, eran cosas que se difundían entre muy poca gente, pero esto fue impresionante. Me escribieron compañeros de secundaria y gente de otros países, y eso que aparezco sólo unos segundos», agregó.

Naftal, contó cómo se enteró de su aparición: «Yo sabía de la existencia de la película, de hecho, el director y el elenco de la película visitaron el Museo Sitio de la Memoria ESMA cuando yo era la directora. Charlamos y tuvimos un intercambio con Santiago Mitre, estuvieron la productora, Dolores Fonzi, Peter Lanzani. No hablamos específicamente de la película. Pasa el tiempo, yo estaba con mi hija, la llaman por teléfono, era una compañera de ella que estaba en San Sebastián que me mandó saludos y dijo que se emocionó por verme en la película. Esa compañera le avisó a la productora, me llamaron y me dijeron que seleccionaron un pequeño fragmento de mi testimonio en el juicio, y me invitaban a ver el estreno. Lo otro que me pasó, si bien yo trabajo con archivos, nunca me vi de frente porque me veía de espaldas en el juicio».

«Me parece que la película es extraordinaria. Está bueno que un artista tome un tema así, y si es necesario que lo ficcionalice. Es muy dura, pero tiene un paso de comedia que no la hace tan dura. Uno sabe el final, sin embargo, tiene tensión y misterio. El tema de los jóvenes, fue fundamental. Soy una convencida de que el arte es un canal fundamental para la transmisión de la memoria, para poder seguir debatiendo temas que están abiertos todavía y no deben clausurarse nunca, sino que tienen que dinamizarse. La película tuvo críticas de algunos sectores, dicen que faltó Alfonsín o la lucha de los organismos. Es una película, es ficción, un recorte de la historia y una mirada del director. Yo celebro esta película, fue necesaria, viene en un momento justo, y por algo pegó tanto», analizó.

Consultada por si la película llegó a las nuevas generaciones, destacó: «Ya pasaron 40 años del retorno de la democracia, es la primera vez en Argentina que hay tantos años sin interrupciones. La película vuelve a poner en escena que lo que está en juego es la vida, en la dictadura estaba en juego por pensar diferente. Hubo campo de concentraciones, violaciones sistemáticas y torturas. Lo que la película trajo a los jóvenes, es el mensaje de valorar algunas cuestiones que no se pueden poner en juego. Trajo un pasado para visitarlo devuelta, y mucha gente que no se pudo conectar en ese momento, no pudo transmitirlo a las nuevas generaciones. Y las nuevas generaciones que escuchaban como un disco rayado con respecto a lo que sucedió, o no tenían los interlocutores válidos, encontraron un lugar para volver a pensar. Trajo el mensaje de que no puede volver a pasar».

El negacionismo en Argentina: «Yo creo que no hay negacionismo, si hay sectores provocadores. Si no se paraba, podía llegar a una tendencia de negacionismo, porque la derecha empezó incipientemente a cuestionar. Esta película hizo un paráte. Lo que no se pudo desde la política, se logró desde el arte y la cultura. El objetivo de la derecha es romper el ADN que tenemos los argentinos con respecto a lo que fue el terrorismo de Estado», manifestó.

Su historia durante la dictadura cívico-militar y luego de regresar al país: «Me secuestran cuando tenía 17 años, en el ñ78, hacía un año había dejado de militar en la Unión de Estudiantes Secundarios, era una agrupación peronista de izquierda. Estuve en un Vesubio, después en un batallón militar, que hoy es Tecnópolis. Después me llevaron a la cárcel de Devoto, ahí me hicieron un juicio. Salí en libertad y me exilié. Y desde el día que salí, dije que esto iba a ser parte de mi vida. Volví, finalmente estudié museología. Trabajé en una agencia de publicidad. Todo lo que transité fue para que, en 2012, sea convocada por Cristina Fernández de Kirchner y los organismos de derechos humanos para pensar un proyecto para el museo. Es decir, pude conjugar mi historia, profesión y militancia. De ahí, me hice directora y después me jubilé, fueron diez años maravillosos. Entendí el museo como otro canal de comunicación», narró.