HABLÓ UN TESTIGO DEL TIROTEO ENTRE EL POLICÍA Y LOS DELINCUENTES
El hecho que sucedió el lunes a la madrugada y fue informado por Sector Prensa, tuvo como muertos a los dos ladrones.
«Esta esquina parece la esquina de la muerte. Ya hubo varias muertes acá», lamentó Diego, al referirse al cruce de las calles Inca y Tomás Valle, de la localidad bonaerense de González Catán, partido de La Matanza.
Este lunes, a la 1.15 de la madrugada, fue sobresaltado cuando dormía en su casa porque en esa intersección se tiroteó un policía que trabajaba como remisero con dos asaltantes. Los ladrones murieron.
«Yo estaba durmiendo y se escucharon los tiros, bastante fuertes. Seis o siete disparos», describió el vecino, quien consideró que el efectivo «actuó bien», al defenderse cuando fue interceptado por delincuentes en momentos en que trabajaba como chofer de una aplicación y trasladaba como pasajera a una enfermera, de 48 años. El agente, oficial de la Policía Bonaerense de 26 años, iba al mando de un Volkswagen Gol negro.
Diego, en diálogo con Crónica, definió a los ladrones como «gente que ya venía robando en la zona».
«Uno venía caminado detrás del otro», contó el hombre al aludir a los delincuentes. «El policía ve que uno quiere sacar el ‘fierro’, saca su arma y empezó el tiroteo», relató. Producto de heridas de bala, «uno termina» muerto sobre un «arbolito, boca arriba», mientras que el otro también pierde la vida y queda contra «un arbusto, boca abajo», detalló.
«Yo salí a los pocos minutos (del tiroteo) y le dije al policía que es una vergüenza el sueldo bajo que cobra (como agente), al punto de tener que trabajar como remisero con una aplicación. Él nos pedía disculpas a los vecinos por el alboroto que hubo. La mujer (por la pasajera) no paraba de llorar. Pero era él o los ladrones», enfatizó Diego al insistir con la legítima de defensa del efectivo.
Esa lectura del caso tuvo el fiscal Gastón Duplaá, quien instruye la causa y, hasta la mañana de este martes, consideró que no era necesario que el agente se presentara a declarar ante la Justicia.
«Tengo una hija adolescente que la vivo metiendo adentro de mi casa. Para nosotros, la pandemia (de coronavirus) es todos los días. A mi hija no la puedo dejar afuera», se quejó Diego, al trazar un paralelo entre la emergencia sanitaria y la inseguridad.
Por último, protestó porque en su cuadra hay sólo un poste de luz. «Los vecinos vamos a comprar las luces para instalarlas, pero le pedimos a la Municipalidad que por lo menos nos facilite una grúa», finalizó.