GUSTAVO JARAMILLO: «LA TECNOLOGÍA NUNCA VA A SUPERAR AL TEATRO»
El actor oriundo de Moreno, habló con nosotros y afirmó que «por más que te quieran vender el teatro por un vídeo, no es teatro». Además, repasó sus obras, explicó porque no se identifica con los personajes y dejó una divertida anécdota.
Gustavo Jaramillo, quien se desempeña como actor, es oriundo de Francisco Álvarez y desde muy chico tuvo interés en la actuación. Docente en esta temática, cuenta como vivió la etapa más dura de la pandemia y afirma que la tecnología «nunca va a superar al teatro». En diálogo con Sector Prensa, recordó sus obras, su primera «frustración» y contó qué trata de dejar en sus alumnos.
SP: – ¿Cómo llega el teatro a tu vida? ¿Te gusta actuar desde chico?
GJ: – Llegó desde pequeño. Siempre me gustó actuar, estar arriba del escenario. Como anécdota divertida te puedo contar mi primera frustración, fue a los tres años cuando en el jardín iba a hacer de payaso y terminé haciendo de foca. Siempre quise meterme en un taller de teatro, hasta que a los 25 años pude lograrlo y empezar mi carrera a un nivel más profesional, haciendo la formación actoral. Finalmente, después de hacer cuatro años de teatro vocacional, ingresé en el profesorado y me formé como docente de teatro. Hace 22 años que me dedico a la actuación, y 16 años a la docencia. Si hay que poner un comienzo, es desde chico. Si en la escuela había que actuar, yo era el primero en levantar la mano.
– ¿Te dedicás sólo a la docencia relacionada al teatro?
– Si. Sólo es en lo que respecta al teatro. No tengo ninguna otra carrera hecha, solamente el primer año de educación física que no pude continuar por una cuestión de tiempo. Igualmente, los docentes somos docentes en todo momento, y muchas veces nos tenemos que correr del lugar de nuestra materia para enseñar otras cosas que no están dentro de la materia, pero se relacionan a la docencia.
– ¿Cuánto afectó la pandemia a tu profesión?
– La afectó en todo sentido. En principio, te digo que la tecnología nunca va a superar al teatro. El teatro es en vivo, es con el otro, es presencial al cien por cien, sino no existe el teatro. Por más que me quieran vender el teatro por un vídeo, no es teatro. Tuvimos que apelar a otras herramientas como para poder enviar las actividades a los alumnos. Era, a través de un vídeo, enseñarles el entrenamiento actoral. Pero en cuanto a lo que es actuación, estuve totalmente afectado.
– ¿La pandemia no te dio nuevas herramientas?
– No. Para mí no hay otra forma de hacer teatro, es en vivo, con el público en un espacio, cualquiera sea; y el actor en el escenario. No hay otra forma de hacer teatro. Las clases virtuales no me llenaban, nada se compara con el contacto con el otro.
– Como docente, ¿en qué hacés hincapié y que tratás de dejarle a tus alumnos?
– Lo que más quiero que les quede es la parte sensible de la persona, el volver a jugar. Sobre todo que tengan una herramienta fundamental, que es la expresión corporal. Uno se puede manifestar por escrito, a través de la música, por las palabras, pero el lenguaje corporal es algo que me muestra todo. Puedo comunicar mucho con mis gestos, con mi cara. Fuera del teatro, pido que sean buenas personas. El teatro les va a dar herramientas para comunicarse y defenderse en algunas situaciones cotidianas, poder enfrentarlas.
– ¿El teatro es también como una terapia?
– No, completamente no. El teatro es una disciplina artística. No es un arte, es un lenguaje literario, está dentro del arte de la literatura. Son textos que están pura y exclusivamente para ser representados. El teatro es una disciplina artística que se nutre de otras disciplinas, y no considero que sea una terapia. De hecho, para actuar tenés que estar entero física y mentalmente. Sobre todo mentalmente, porque el teatro es para todos. Cualquiera puede hacer teatro, a cualquier edad, hay un personaje para cada uno. Más que mentalmente, hay que estar bien espiritualmente.
– ¿Recordás tu primera actuación teatral?
– A nivel amateur, fue cuando hice de foca. A nivel más profesional, recuerdo que un 3 de noviembre del 2000 entramos a un concurso con mi profe de teatro, que era teatro experimental. Fue en Moreno, en una sala que ahora se trasladó a Paso del Rey, se llama Terrafirme. Nos invitaron al evento, hicimos una obra corta de efecto rápido, en la cual hacía el monólogo más famoso de Hamlet, el de ser o no ser. Esa fue la primera actuación. Y ya como obra concreta, de larga duración, debuté con Yepeto el 5 de mayo de 2001, hacía el personaje de Antonio.
– ¿Cuál es la obra que más recordás?
– De las que hice, todas. Pero la que más me trae lindos recuerdos es Yepeto, siempre la tengo en el recuerdo. Uno de los proyectos es volver a hacerla, pero ya en el otro papel, ya estoy para hacerlo. De las que vi, me gustó mucho Toc-Toc.
– ¿Te sentiste identificado con algún personaje que hiciste?
– No, con ninguno de los que hice. En realidad, siempre trato de que los personajes que elijo, o las obras, no tengan nada que ver conmigo. Justamente ahí está el trabajo del actor, el de construir una personalidad totalmente distinta a la que uno tiene. Y así tenga cosas en común, nunca va a ser el mismo. El actor tiene que correrse de uno y prestarle el envase al personaje, no la psiquis ni la personalidad.
– ¿Hiciste teatro virtual en cuarentena?
– Si, hice una obra por Facebook. Pero fue horrible, sentí mucha frustración.
– ¿Qué sentiste cuando terminaron las restricciones?
– Una gran alegría. Fue una alegría volver a ver a mis alumnos, a muchos los conocía a través del celular. Me puso feliz poder verlos y escucharlos. Con mi familia nos hemos visto, pero nos cuidábamos mucho. Otras de las cosas fue poder volver a los escenarios, tener al público ahí.
– ¿Tu familia también tiene esa pasión por el teatro?
– No, la verdad que no. Como dicen, en casa de herrero, cuchillo de palo. Me han ido a ver, mis hijas me acompañan, pero no es que son habitúes de ir al teatro.
– ¿Con quién soñás actuar?
– Mi sueño hubiese sido actuar con Alfredo Alcón. Como una utopía, sería actuar con Anthony Hopkins. Algo más a tierra, sería trabajar con Ricardo Darín.
– ¿También sos animador de eventos?
– Si, hago animaciones pero más con el canto que desde el teatro. No es mi fuerte. Con el canto por ahí si, me gusta más hacer karaoke o animar una fiesta. Pero desde lo teatral, nunca armé un espectáculo así como para animar fiestas. No me siento cómodo, puede ser por falta de experiencia. Si he hecho de partener de un amigo que hace animaciones, pero más que nada acompañando.
– ¿El teatro evolucionó?
– Si, todo el tiempo evoluciona. Actualmente no hay algún espectáculo que haya roto. El teatro clásico se mantiene pero es como la música, evoluciona como todas las artes y no se queda atrás. Ahora, por la pandemia se volvió al clásico. Por el tiempo que estuvimos encerrados sin poder estar con el público, se volvió al ritual, la ceremonia, a lo más primitivo del teatro.
– ¿Cómo sos fuera del teatro? ¿Usas algo del teatro en tu vida?
– Si, el teatro me ha dado herramientas y pude resolver algunas situaciones por medio de la actuación. Pero el actor se delata enseguida. No estoy actuando cotidianamente porque la vida es la realidad, no la ficción.
– ¿Qué hubieras elegido si no eras actor?
– En lo artístico, me hubiera gustado aprender a tocar un instrumento. La música es otra de mis pasiones. Y en cuanto otra profesión, me hubiera gustado mucho estudiar medicina, pediatría. Pero, a través del teatro, pude llegar a los niños de otra manera. Es lo que más me gusta, el contacto con los niños me parece que a uno lo sensibiliza de una manera distinta a cualquier otra profesión. Me gusta investigarlos, aprender de ellos.