Presentan una narración sobre los días de internación de Maradona en Parque Leloir
Con el título de «Con Dios en el infierno», el licenciado Eduardo Arellano cuenta la verdadera historia de la internación del astro argentino en una clínica psiquiátrica.
En el cumpleaños número 63 de Diego Armando Maradona, se anunció que se presentará una narración con la historia de su internación en una clínica psiquiátrica en 2004, en Parque Leloir. Eduardo Arellano, emergentólogo y comunicador, cuenta en la misma su vivencia con el campeón del mundo en 1986. En una entrevista radial, brindó algunos detalles sobre el proceso de recuperación, el estado de salud en que llegó y cómo conseguir el escrito.
«Esto fue en mayo de 2004, en la clínica de Parque Leloir. Para poner en contexto, Diego venía de dos internaciones, una en Punta del Este en el año 2000, estuvo en terapia intensiva; y en abril de 2004 estuvo en la Suizo, conectado a un respirador. Venía de dos internaciones donde había corrido peligro su vida, y en ese contexto la familia decidió esta internación. En lo que tiene que ver con salud mental, cuando uno es peligroso para sí mismo o terceros, es donde se evalúa llevarlo a una clínica psiquiátrica. Se hizo a través de una figura legal, obviamente que fue contra su voluntad», narró en una entrevista en Radio Búnker 94.9, en el programa «El Tanke de Búnker».
El primer día con Maradona: «Cuando a él le dan el alta de la terapia intensiva, la familia plantea la necesidad de hacerle un tratamiento, porque volvía a tener esos encuentros con los amigos. Los excesos lo dejaban en terapia intensiva, tenía una cardiopatía dilatada, era hipertenso y pesaba más de cien kilos. La familia pidió una recomendación y me mandaron a mí, venía con experiencia de enfermero en unidad coronaria y en lugares neuropsiquiátricos. Lo recibí cuando llegó. No era el Diego que uno conocía, era una persona totalmente vencida y en muy mal estado de salud. Tenía sobrepeso y le costaba respirar, me hizo dudar de que todo saliera bien. Además, él no quería estar ahí y eso sumaba problemas», detalló.
La evolución de Diego: «Al principio fue muy difícil, nosotros usábamos medidas de contención para este tipo de pacientes. Era como si alguien tiene sed y no querés darle agua. Le dimo contención física, de psicofármacos, hasta que el paciente se empiece a estabilizar, como pasó con Diego. A las dos o tres semanas estaba más dócil, entendía lo que uno le pedía y estaba más tranquilo», contó.
«Nos preguntaba por qué estaba ahí y a quién había matado, quería saber por qué estaba encerrado. Lo fuimos llevando adelante, todos los días le hacíamos un chequeo cardiovascular, lo pesábamos, le hicimos un electro, estudios de laboratorios. Si uno contrasta con la última etapa, no había esos cuidados, yo por lo menos no lo vi. Nosotros teníamos una terapia intensiva al lado de su habitación, él no lo sabía. Había aparatología, medicamentes, cardiólogo de guardia, una ambulancia en la esquina, escondida también. Todo para ayudarlo. Diego estuvo en lo más alto y llegó a estar en ese pozo, pero pudo salir. Eso es un mensaje», agregó.
La crónica sobre su vivencia: «Lo sacamos en formato digital, no tiene ningún fin comercial. Es un link para leerla en forma gratuita, la pueden descargar. Está publicado en un blog de salud», explicó.