domingo, abril 28, 2024
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«CUANDO SE CAYÓ LA OPORTUNIDAD DE IR A BOCA, ME PUSE A LLORAR»

Entrevistamos al delantero colombiano de Argentino de Merlo, Miller Moreno, quien pudo haber sido jugador de Boca en sus inicios. El atacante habló de sus comienzos, la posibilidad del Xeneize que no pudo concretarse, su título universitario, entre otros.

Llegó a Argentina en el año 2010, desde Colombia, en busca de triunfar en nuestro fútbol. Hoy, con 29 años, se convirtió en un jugador con experiencia en el ascenso y cuenta con algunos campeonatos en su carrera en diferentes categorías. Estamos hablando de Miller Moreno, jugador de Argentino de Merlo, y quien dialogó con Sector Prensa. El delantero nos contó cuando en sus inicios estuvo cerca de integrar las inferiores de Boca, cómo repercutió esa posibilidad frustrada, sus comienzos en el fútbol, la familia, su carrera universitaria y demás. Conocé su historia en esta entrevista.

SP: – Llevás dos goles en tres partidos con la camiseta de Argentino de Merlo, no te ha costado la adaptación, ¿no?

MM: – Gracias a Dios, me adapté rápido a lo que quiere el técnico y a su sistema de juego. También me ayuda el haber compartido plantel con Cohen y Coselli, a Villalón lo conozco desde hace un tiempo, entonces uno entra al vestuario de otra manera. También me enfrenté mucho a los chicos, si bien no crucé palabras en tono de amistad, siempre hubo un respeto mutuo y fue fácil adaptarme.

– Siempre que convertís, te arrodillás y señalás al cielo, ¿es en forma de agradecimiento?

– Si, claro. Primero, antes que todo, está Dios. Siempre se le agradece a él, y en parte van dedicados a mi abuelita. Falleció hace un tiempito. Obviamente, a ella le encantaba todo ese tema del fútbol y por eso va dedicado a ella.

– ¿Le gustaba verte? ¿Te acompañaba mucho?

– Si, más que nada a mis hermanos y mi papá, en su momento. Conmigo, cuando era más chiquito.

– ¿Qué te parece «Coqui» Ferraresi como DT?

– No sabía cómo trabajaba él, antes de venir al club le pregunté a compañeros que tuve en otros equipos por su idea de juego, que les pedía a sus jugadores. Una vez que llegué, charlé con él, me preguntó cómo me sentía más cómodo y que pretendía él. Día a día lo voy a conociendo, y a su cuerpo técnico. Es una persona que sabe bastante, lee muy bien los partidos, hay que tratar de aprovecharlo.

– ¿Es un buen arranque o se puede decir que Argentino de Merlo es candidato?

– Hay que estar tranquilo, esto apenas arranca. Las cosas vienen saliendo bien, es para lo que uno está trabajando y lo que quiere. Se armó un lindo grupo, todos jugadores de buen pie, hay que seguir así, pasito a pasito.

– ¿Cómo fue tu llegada a la Academia? ¿Hubo ofertas de otros equipos?

– Tuve algunos llamados, tanto de la Primera C como de más arriba. Si bien fue un poco difícil salir de Luján, porque tenía un contrato hasta diciembre con ellos, pero yo tenía una cláusula de salida que generó problemas y no se estaba llegando a buen rumbo. Después salió que me iba a Fénix, en la B Metro, y demás. Obviamente que yo me junté con ellos, se charló y todo lo demás, pero no se llegó a ningún acuerdo, no eran las condiciones que a mí me servían. Después llegó Argentino de Merlo, lo analicé y tomé la decisión de ir. El cuerpo técnico había manifestado que me quería, el presidente también tenía la intención de llevarme, tanto ahora como en el torneo anterior. Vi con buenos ojos esta oportunidad, y creo que mirando los refuerzos que llegaban, lo invita a soñar a uno con el ascenso.

– Tuviste una salida complicada de Luján.

– No quiero hablar mal de nadie, pero del lado de ellos, no querían aceptar lo que se había firmado desde un principio. La cláusula de salida que yo tenía era que, si llegaba un equipo de una categoría superior o de la misma con una propuesta económica que ellos no podían pagar, me podía ir. Yo les presenté en la mesa varias propuestas, tanto de categorías superiores como de la C, y en ninguno de ellos podían igualarlo. De ahí pasaron más cosas, pero eso queda entre el presidente y yo.

Miller Moreno festejando uno de sus goles en Luján.

– ¿Tuviste que resignar dinero?

– Hay muchos hinchas de Luján que salen, uno mira las redes, mira todo. Salen a hablar por hablar, a decirle cosas a uno, sin saber cómo son realmente. Y encima, si en el club no comunican las cosas reales, el que queda mal es uno. Yo tampoco voy a estar saliendo en todos, diciendo la realidad esta, porque me considero una persona seria. Y como le dije al presidente, lo que hablé con él y la vicepresidenta, es lo único con lo que estoy peleando. Si les dejé o no, eso queda entre nosotros. Algún día, la gente que me está críticando, se va a dar cuenta de cómo fueron las cosas. Y ahí, espero que me manden un mensaje, así como me insultan, diciendo «me equivoqué».

– ¿Te dolieron esas críticas?

– Sí, claro. Te duele porque desde el primer día que estuve en el club, defendí la camiseta a muerte. Nunca me guardé nada. Obviamente, como dicen ellos, a nadie le gusta que se lleva un jugador importante, ellos me consideraban eso. Y más sabiendo que después terminé en la misma categoría. Pero yo me fui porque tengo familia acá, también Colombia, la de acá depende de mí. Son muchas cosas que a veces la gente no entiende, los hinchas esos que me insultaron y me trataron mal. Así y todo, yo no estoy enojado con ellos, yo sé cual es la verdad y eso me deja tranquilo. Yo hablé en la cancha, les respondí ahí y me dolió por haberme ido, no mal, porque si hablan con cualquier dirigente te van a decir que fui respetuoso. La información que les llegó a los periodistas, de Luján, la tiraron por tirar, y así no son las cosas.

– ¿Qué fue lo que pasó con la información?

– El día que juega Luján, llego, me siento a ver el partido y les escribo a los chicos, porque quedó muy buena relación con todos. Cuando escuché lo que decían en la transmisión, me agarró impotencia y rabia, lo decían sin saber las cosas. Estuve a un minuto de llamarlos por telefóno, pero preferí no hacerlo porque era para seguir generando problemas. En algún momento los veré y lo voy a hablar personalmente con ellos.

– ¿Dónde sentís que estuvo tu mejor rendimiento en tu carrera?

– Gracias a Dios, pasé por varios equipos. En todos ellos, creo que las cosas han salido bien en lo personal y grupal. Llegué a instancias de reducido, de final, como se dice. Pero, por ejemplo, ascendí con Douglas Haig y con Sportivo Barracas. Creo que en Sportivo Barracas tuve un nivel futbolístico muy bueno, siempre le voy a tener cariño ese club por todo lo que me dieron. Ese torneo, a mí me fue muy bien, salí mejor jugador del campeonato. Para uno eso es gratificante, y más sabiendo que se consiguió el ascenso.

– ¿Con cuál de esos dos ascensos te quedás?

– Me quedo más con el de Sportivo Barracas, porque tuve más participación que cuando estuve en Douglas. Cuando llegué a Douglas, ya era mitad de año. Entonces elijo el de Barracas porque estuve de principio a fin, siempre jugué y participé.

– Todos conocen la historia de Daniel Vega, el histórico goleador de Platense, que está recibido de contador. Pero no es el único en el ascenso, ¿no?

– Es algo normal, uno lo hace fuera del fútbol. No trabajo de eso, ni nada por el estilo, pero todo suma. Estoy enfocado en el fútbol.

– ¿Cuándo te recibiste? ¿Es verdad que hiciste tres años virtuales y uno presencial?

– Si, fue todo virtual, porque fue en una universidad de Colombia. Aproveché un convenio, como yo había venido para acá desde muy chico, se hizo muy complicado hacer la carrera presencial.

– Estuviste muy cerca de jugar en las inferiores de Boca.

– Cuando estaba en Colombia, había unos veedores de Argentina, y ese día estaba tocado como con la varita, todo me salía bien. Ellos me llamaron a un costado, me dijeron que les había gustado mi forma de jugar y querían traerme al país, y con quién debían hablar. Les pedía que hablen con mi mamá y mi papá, estaban a cargo de mí, así se hizo. Me pidieron estar acá en una fecha determinada, desde ese entonces, en mi casa empezamos a luchar para conseguir la plata del pasaje. No era fácil para mi familia, no se tenían los recursos para un pasaje de avión. La fecha se iba acercando. Cuando logramos juntar la plata, ya no encontramos un vuelo por el precio que buscamos. Fue todo muy duro, al final no se pudo dar. Ellos me querían y se hacían cargo de todo en Argentina, pero yo tenía que hacerme cargo de los gastos en Colombia.

– Con 17 años y esa posibilidad negada, ¿cómo repercutió en vos?

– Al principio fue felicidad, no me la creía que me quería un club tan grande como Boca, que uno siempre lo mira en Colombia. Cuando se cayó esa oportunidad, nada, me pusé a llorar. Mis papás me decía, «hijo, por algo pasan las cosas». Me decían que tenía que seguir entrenando y ver que pasaba. Hubo un tiempo en el que sentí que todo lo que hacía, lo hacía mal, porque mi idea siempre fue venir para acá y no se daba. Pero después, se volvió a prender esa chispa.

– ¿Cómo es la familia y el barrio de donde viene Miller Moreno?

– Soy de una familia que nunca le sobró nada. Mi papá y mi mamá siempre han trabajado, gracias a Dios, y nos han dado lo que ellos creían que era lo mejor para nosotros. Nunca me faltó nada, tampoco fui una persona de pedir mucho, yo sabía en la situación que vivía. Cuando era más chico y tenía que ir a entrenar, o cuando iba a América o el Boca de allá, había momentos donde mi papá me decía que no podía ir porque no había para el pasaje. Yo me la rebuscaba de alguna manera, los fines de semana agarraba un coche como el de los bebés y me iba a un mercado cerca de mi casa, le preguntaba a las personas si les llevaba las bolsas ahí adentro. Las señoras y los señores me decían que si, las llevaba hasta las casas y me regalaban una moneda, las iba juntando. No es por hacerme el pobrecito, sino que me siento orgulloso de mi mismo, de donde estoy, por eso disfruto a diario de lo que hago. Independientemente de la categoría en la que esté.

– Claro, lo demostrás como algo que no debe impedir que uno llegue hasta el lugar que sueña.

– Si, cada persona tiene su historia y la afronta de la manera que cree correcta. En mi caso, fue difícil la infancia, en el barrio se ve de todo. Pero siempre tuve amigos que me decía, «si el día de mañana te vemos con esto en la mano, te la cortamos» o algo así. Entonces, todas esas cosas lo hacían madurar a uno. Gracias a Dios y la vida, me encontré a una persona que conocía más a mi papá y hermanos, que a mí. Le dijo a mi hermano que me iba a ayudar, que pase por su casa para sacar los pasajes para ir a entrenar. Él llegaba, me daba los pasajes y me decía que todos los días tenía que ir a su casa y contarle como me fue. Es como que me obligaba a que yo fuera para que sepa que estuve entrenando. Me daba diez pesos, por ejemplo, y a mí el pasaje me costaba siete. Cuando yo volvía, le daba los tres de vuelto. Me preguntaba por qué le daba eso, le contesté que era lo que sobraba, y me dijo que eso era para que yo comiera algo cuando termine de entrenar. Yo no podía creer que él me esté ayudando desinteresadamente. Hasta hoy me habló con él, estoy eternamente agradecido. Antes de la pandemia, vino a Argentino con el hijo y se quedaron en mi casa. Sentir que él estuvo en mi casa era algo emocionante para mí, algo estoy haciendo por alguien que hizo todo por mí.

– ¿Te costó adaptarte a Argentina? ¿Qué diferencias hay con Colombia?

– Cuando llegué a Argentina, ya hace un tiempo largo, al principio fue complicado. Nosotros tenemos una cultura de ser un poquito más educados, en todo momento saludar con un buen día o buenas noches, y había gente acá que no me saludaba ni adentro del ascensor. Entonces, al principio creía que era por mi tono de piel, que por eso a uno lo veían diferente. Poco a poco me di cuenta que me tenía que acostumbrar a muchas cosas, y traté de llevera esa primera etapa lo mejor posible. Fue duro, porque en verdad lo fue.

– En un momento debiste volver a Colombia, ¿era algo que buscabas?

– Siempre que termino una temporada acá, tengo el deseo de volver a jugar en Colombia por mi papá, mi mamá y mis hermanos, que son los que todo el tiempo me piden jugar allá. Siempre miro y escucho si hay posibilidades. Cuando me salió lo de Colombia, fue todo felicidad, el triple al ver a mi papá y mamá contentos. Estaba cumpliendo mi sueño, que me vieran jugando allá. Hoy en día, uno trabaja para eso. Que quieran seguir contando con uno o lleguen propuestas de otros lados.

– ¿Sos hincha de algún equipo colombiano?

– Si, soy hincha de América de Cali, al igual que toda la familia.

– ¿Y acá en Argentina?

– Como te decía, en Colombia miraba a Boca. Era todo Boca y River, allá. Pero a mí siempre me llamó la atención Boca, por la Bombonera, decían que tiembla y que la gente hacía que la cancha pareciera chica. Una vez que llegué acá, miraba a los dos, pero me gusta que gane Boca.

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