lunes, mayo 20, 2024
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ROBERTO GEROSA, UN VETERINARIO ANTIESPECISMO A FAVOR DE TODA LA ANIMALIDAD

En el día del veterinario, Roberto Gerosa pone el acento en la humanización de los animales ¿Es correcta esa visión de muchos humanos?  

El prestigioso veterinario Roberto Gerosa (81 años) propone un debate sobre la humanización de los animales no humanos. Si bien dedicó su vida a los animales (y lo sigue haciendo ya que tiene más de 15 perros rescatados en su casa y una llama -también rescatada- entre otros) y considera que hay que cuidarlos y quererlos, plantea que la visión que tiene el ser humano sobre los demás animales tiende a humanizarlos y eso no les hace bien a las otras especies.   

“El ser humano no considera de la misma forma a un perro o un gato que, por ejemplo, a una gallina y naturalizamos que a un animal doméstico como un perro lo operemos de cataratas cuando, en la actualidad, todavía hay dudas y debates veterinarios, sobre cómo ven los perros sin ellas”, explica y agrega que “los animales domésticos, por definición, se adaptan al medio que el ser humano les impone y ellos son felices con solo tener un hogar, cariño y sus necesidades básicas cubiertas cerca de las personas”.  

Otro problema que plantea el especialista antiespecismo es que el ser humano tiende a preguntarse si un perro, un gato o una foca, razonan.  “Y claro que lo hacen, lo que no sabremos es cómo, un perro razonará como un perro, un gato como un gato y una foca como una foca”, manifiesta. 

“Hay que recordar que todos somos animales y que en este reino nos dividimos en animales humanos y animales no humanos”. Desde siempre, los seres humanos trataron de dilucidar cómo hacen los individuos para entenderse, se plantearon diversas teorías y ahora, desde las neurociencias, se puede afirmar que un determinado grupo de células especiales del cerebro denominadas neuronas espejo, permiten entender a los demás, se trate de personas o animales, hecho que vincula a ambas especies desde el punto de vista mental y emocional. Es decir que son células nerviosas, que funcionan reflejando actividades y emociones de los individuos observados y, de esta manera, se produce un intercambio entre uno y otro. Por ejemplo, si observamos a los animales que conviven o están cercanos los humanos, se puede percibir que responden a gestos aprendidos hechos con las manos o los músculos de la cara y así responden a gestos que les indiquen subir, bajar, parar o gestos de aprobación o rechazo mientras que ellos comunican a través de sus gestos orofaciales, o con sus patas delanteras, sus deseos y estados de ánimo acompañando esos gestos con las orejas y su cola. 

Al ser consultado por su visión en función del especismo, Gerosa manifestó que “el especismo, es concebido como una actitud prejuiciosa desde la cual los seres humanos no aceptan y discriminan a seres vivientes de otras especies ya sea por indiferencia, conveniencia, crueldad, repugnancia o por mandatos socio-culturales” y agrega que “podemos encontrar un paralelo en el racismo, el sexismo y otras formas de discriminación de los más débiles  que ya han recorrido un largo camino en la conciencia social”. “Los seres humanos, fieles al relato antropocentrista, que ubica a los seres humanos en el centro del universo y desde esa posición omnipotente convierte en objetos al resto de los animales, se han comportado durante más de dos mil años de manera desconsiderada e injusta con los animales no humanos en general, desinteresándose de su destino”. 

Gerosa explica que se coloca al ser humano como el mejor de los seres del universo: el centro de todas las cosas (antropocentrismo) y el fin absoluto de la creación, superior a otros animales por su razonamiento, su lenguaje, sus emociones o sus creencias y en una posición de ventaja por su aspecto corporal y bipedestación (antropomorfismo) que generan, en consecuencia, al especismo que en términos simples es el rechazo hacia otras especies.   

Actos de impiedad en diversas formas fueron enmascarados bajo palabras nobles como tradición, deporte, turismo o nutrición y con el pasar de los siglos, la ilusión de superioridad humana se consolidó con conceptos religiosos, filosóficos, psicológicos e incluso de la justicia, que refuerzan el trato cruel y desconsiderado hacia los demás seres vivientes.  

En este marco, Gerosa considera que “es imprescindible relacionar la Bioética con el cuidado y el trato que se debe brindar a todos los animales ya que, este concepto tiene un compromiso y una responsabilidad con el futuro de la humanidad, con los animales, las plantas y el medioambiente en su totalidad y es el hombre quien debe devolverle a los animales no humanos el valor ético que históricamente les fue arrebatado privándolos de derechos como la igualdad, la justicia y la compasión”. Texto basado en el libro “Bioética hacia los animales” del Dr. Roberto M. Gerosa. 

Roberto Gerosa es médico veterinario y Doctor en Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina). Licenciado en Veterinaria, Universidad Complutense de Madrid (España). Doctor en Medicina y Tecnología Veterinaria, Facultad de la República (Uruguay).  Docente en la UNLP y Universidad de Buenos Aires (UBA). Especialista en ortopedia de pequeños animales.