ROMINA GÓMEZ PINTO: LA MULTIFACÉTICA JUGADORA DE ALL BOYS
Romina Gómez Pinto, jugadora de All Boys, habló con nosotros y nos contó su actualidad en el club. Además, recordó su ascenso a Primera con Comunicaciones, su trabajo dentro de un Ministerio y mencionó la carrera en la que se recibió.
El fútbol femenino cuenta con protagonistas que tienen diferentes historias de vidas, Sector Prensa estuvo dialogando con una de ellas. Se trata de Romina Gómez Pinto, quien es jugadora de All Boys en la Primera B, y que actualmente trabaja en una empresa constructora. Además, la ex Comunicaciones, con quien logró un ascenso a Primera, trabajó para un funcionario como jefa de prensa y cuenta con su título de periodista deportiva, profesión que aún no ejerció.
SP: – ¿Cómo fueron tus comienzos en el fútbol?
RGP: – Mis comienzos reales, fueron desde muy chiquita. Mis hermanos jugaban en un club que se llamaba Ana María Santos, en Claypole, nosotros nos criamos mayormente ahí. Como que mamé todo eso, el ir a la cancha. Yo no tengo mucho registro de eso, me lo cuenta mi mamá. Ya de ahí agarré la pelota. Me acuerdo que tenía una amiga del barrio, y el único juego posible era jugar a la pelota afuera. Después empezaron a sumarse los vecinos y amigos de mi primo, siempre eran todos varones, y yo metida entre ellos. Creo que hoy puedo jugar en la categoría donde estoy porque desde muy chica tuve la pelota en el pie. Sin querer, trabajé la técnica durante todo ese tiempo, sino no hubiera sido posible, cuando sos más grande es más difícil aprenderla. De grande, terminé el colegio y me vine a Capital a estudiar, nos mudamos con mi familia. Tenía ganas de hacer un deporte, en esa época me dedicaba a bailar, tomaba clases de baile, y me cansé de la rama del arte. Yo quería hacer un deporte, algo competitivo. Y empecé a googlear, y encontré una escuela en Caballito que se llamaba Homero Manzi, el equipo era «La Descocemos». Y me lancé, me fui a probar, y me gustó. Era un ambiente lindo, una escuela, yo era grande y tenía unos 24 años. Era relajado, podía entrenar, aprender cosas nuevas. Aprendí a pararme en una cancha, a pesar de que jugábamos en cancha chica, no tenía idea de la táctica.
– ¿Siempre estuvo esa aceptación del grupo y los amigos?
– Si, por suerte no tuve problemas con mis amigos de la infancia. Siempre fui aceptada, de hecho, siempre me elegían primero para un equipo. Siempre me venían a buscar, me tocaban la puerta para ir a jugar. En ese sentido, fui una niña privilegiada. Si por ahí lo noté en el colegio, por ejemplo. Quería hacer fútbol con los pibes y no me dejaban. Entonces, pedía que hagan partidos de mujeres, ya que no podía jugar con los hombres, pero las mujeres como que tenían su deporte. Ahí si me sentí excluida.
– Sobre las clases de baile, ¿era algo que te gustaba? ¿Lo hiciste por mucho tiempo?
– Sí, lo hice durante cuatro años seguidos aproximadamente. Después tuve intervalos, volvía unos meses y me iba. Bailaba hip-hop, una danza muy de la fuerza, muy de la expresión libre. Por suerte tuve maestras que, para mí, son las mejores bailarinas de hip-hop de Argentina. Hoy son mis amigas. Aprendí un montón, tema de concentración, imaginación, de soltarme y desinhibirme, soy una persona muy introvertida. Me sirvió mucho, justo en esa época empezaba la facultad. Me sirvió para crecer y conocerme. También conocí artistas muy buenos. Siempre estuve ligada a lo artístico, como toda persona. A mí, por ejemplo, me encanta la música. Sé que hay personas que pueden estar sin música, pero yo soy una persona muy musical, uso la música para cocinar, bañarme, comer y limpiar. Desde chica bailaba frente al espejo y copiaba coreografías de vídeos de afuera. Cuando vine a Capital fue como descubrir un nuevo mundo, tenía todo cerca. En el conurbano es todo más difícil, tenés que viajar, lo mismo me pasó con el fútbol. Estudié cuatro años, bailé en teatros para las muestras anuales.
– Si no fueras jugadora, ¿te habrías dedicado a algo relacionado con la música?
– No, creo que esa rama artística fue más ligada a un hobbie. Nunca lo pensé como algo profesional. De hecho, un amigo me quiso llevar una vez a bailar para un grupo conocido, y le dije que no. Una es que soy vergonzosa, otra es que no era la intención llevarlo a lo profesional. Si no hubiese sido jugadora de fútbol, me hubiese dedicado a algo relacionado con el fútbol pero no directamente con estar dentro de una cancha. Soy periodista deportiva, así que podría estar tranquilamente ligada a eso. Me cuesta imaginarme en otra situación, gracias al universo hoy puedo estar dentro de una cancha, que es lo que más me gusta.
– ¿Ejerciste o te gustaría ejercer la profesión de periodista deportiva?
– En si, no ejercí periodismo deportivo. Si escribí para blogs y demás, pero nunca fue nada serio, siempre fue ad honoren y para generar un poquito de experiencia. Estamos medio peleadas con mi profesión, digamos. Desde el momento cero me costó mucho insertarme en el mercado, tuve muchas trabas. En esa época, no era muy común ver mujeres metidas en el medio, hoy por suerte está todo mucho más abierto y accesible. Me rendí muy rápido, pero creo que a futuro me voy a tener que amigar, y necesito resolver ese tema para poder hacer algo con lo que estudié. Igualmente, indirectamente estuve ligada a lo que es el periodismo en si. Trabajé seis años en la Cámara de la Construcción, que es una institución que se codea con grandes empresario. Escribí en una revista, estuve a cargo de la producción y participando de la radio de la institución. Después me fui al Ministerio de Producción, y estuve dos años. Ahí estuve como jefa de prensa de uno de los funcionarios, mano derecha del Ministro de Producción en su momento. Ahí aprendí un montón, fue como un intensivo de cómo manejar los medios. El funcionario viajaba al interior y tenía que manejar los medios de todas las provincias, era bastante federal, tenía que conocer de todo y armar los lineamientos. Fue una experiencia muy importante para mí en lo profesional, y nunca me cerré a otras posibilidades. Estudié periodismo deportivo porque me gusta el deporte, pero me gusta escribir y analizar. Soy una persona bastante abierta y que le gusta aprender y renovar las tareas todo el tiempo, no me gusta encasillarme.
– Pasando al fútbol, ¿Cómo te sentís en All Boys? ¿Cuánto vale para ustedes jugar y entrenar en la cancha principal?
– Me siento muy bien en el club. Fue un cambio muy positivo en mi vida. Era muy difícil desprenderme del que fue mi primer club, con el que ascendí. Al principio fue triste la decisión, pero la verdad que haber llegado a All Boys fue positivo. Me tratan muy bien, me respetan como jugadora, me valoran. Creo fuertemente que, además de la valoración que uno debe tener con uno mismo, de la aceptación y la seguridad, necesita de la confianza del otro. All Boys me da eso. Me dio confianza desde el momento que entré, aún sin verme jugar. Hay buena comunicación, desde la dirigencia hasta el cuerpo técnico. Aparte, tengo un grupo de compañeras que son grandes profesionales sin contrato. Entrenan, se matan y se rompen el lomo para que cumplamos el objetivo que tenemos, que es ascender. Vale un montón entrenar y jugar en la cancha principal. Igualmente, nosotras tenemos un día de entrenamiento, que son los miércoles, lunes y viernes entrenamos en otro lugar. Pero es muy valioso tener un día en la cancha y practicar como debemos lo que se va a hacer en esa cancha el fin de semana siguiente. Es importante que los clubes comiencen a prestar sus instalaciones para las jugadoras. Creo que las mismas comodidades que tienen los hombre, podríamos tenerlas nosotras. Yo sé que eso genera gastos, pero hay que empezar a romper esa barrera y arriesgarse a apostar a las mujeres futbolistas. All Boys pelea por nuestros derechos y se ocupa.
– ¿Qué te dejó tu paso por Comunicaciones? ¿El ascenso a Primera significó algo más allá de lo futbolístico?
– Mi paso por Comunicaciones, en primera instancia, me dejó muchas amigas, es lo que más rescato de todo eso. De muchas historias juntas, muchos procesos. Fue un torneo muy largo el del ascenso, intenso y duro. En lo mental, nos liquidó. En el medio, vivimos una pandemia. Nos conectamos todas las semanas y nos apoyamos para no volvernos locas. En lo futbolístico no sólo vivimos un ascenso, que no es fácil, y sobre todo a nivel mental. El ascenso fue algo único, una felicidad inmensa, recorrimos mucho y costó. Es algo que no vamos a olvidar nunca. El haber vivido a Comunicaciones en Primera, es otra experiencia.
– ¿A qué te dedicas fuera del fútbol?
– Trabajo en una empresa constructora, en la parte de administración, en el sector de cuentas a pagar. Básicamente, es tener trato con los proveedores de la empresa y hacer trabajos contables. Nada que ver con lo que estudié, pero soy una persona bastante versátil y que le gusta aprender, y que se aburre rápida de las cosas. He cambiado de trabajos y aprendí muchas cosas. Vamos a ver cuánto me dura la diversión en este sector, espero que mucho tiempo.
– ¿Tenés referentes en el fútbol?
– Mi referentes en el fútbol masculino es Enzo Pérez, en su momento fue Leo Ponzio. Creo que uno empatiza con el que juega en la posición de uno, son mis grandes referentes, soy hincha de River. Y en el fútbol femenino, me gusta mucho Bonsegundo. Creo que es una jugadora muy inteligente y técnica, me acuerdo que la vi jugar en vivo cuando yo no jugaba todavía al fútbol. Quedé deslumbrada cuando la vi.
– ¿Cuáles son tus sueños personales o deportivos?
– Personales, tengo como microsueños, no tengo nada como inalcanzable. Por ahí me puedo imaginar algún viaje, quiero conocer Europa. Me gustaría conocer Irlanda, que es un país que me interesa a nivel cultural. A nivel personal, es eso. A nivel deportivo, hoy mi sueño más grande es ver ascendido a All Boys y ser parte importante de eso, poder tener mis minutos y disfrutar del fútbol desde la fecha 1 hasta la última. Poder afianzar al grupo. Estamos trabajando para eso, soy una fiel convencida de que sin trabajo no hay sueño que se cumpla.
FACUNDO REALES, EL CORREDOR DE LOS EX COMBATIENTES DE MALVINAS