sábado, mayo 11, 2024
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INTI ESCOBAR: «MIS VIEJOS ME ACERCARON TOTALMENTE AL ARTE»

La muralista, también es docente de arte y filosofía, repasó sus trabajos y contó cuáles son las temáticas que más la convocan.

Inti Escobar es una muralista que actualmente se encuentra viviendo en Tres de Febrero, y que desde su infancia se encuentra ligada al mundo del arte. Sector Prensa dialogó con ella, contó como se inició en el muralismo y cuál es su visión acerca de las imágenes que realiza. Además, habló sobre su profesión como docente y los talleres de los cuales participa en otros municipios.

SP: – ¿Cómo fue que comenzaste con el muralismo?

IE: – Creo que dos cosas se cruzaron en mi vida, y las dos se enraízan en la casa donde me crié. Mi papá y mi mamá son escultores, mi papá también trabajaba en la construcción. Era albañil, después fue maestro mayor de obra. Los dos, mi mamá no sé bien por qué o por si decisión propia, trabajaban en un formato bastante grande. Al no hacer mural, sino hacer lo que se llama obra de caballete, tanto pintando o en escultura, eran formatos grandes. Mis viejos se encargaron de acercarme totalmente al arte. Uno de los principios de mi papá, era que las cosas las dibuje en grande para ver lo que me faltaba, cuando era muy chica. Mis hermanos y yo, tenemos dibujos en hojas grandes para lo que era un niño. Yo me considero muralista, no art streetera, que también tiene formato grande. Lo que se suma también, es la inquietud política. Y en eso también tiene que ver mis papás, me comprometieron a pensar como sujeto político, a pensar en el contexto social, tratar de entender cuestiones históricas.

– ¿Te acordás de tu primer mural?

– Habrá sido a los doce años, me sumé a un proyecto cuando empecé a estudiar en la Escuela de Bellas Artes. Era un mural colectivo, no me acuerdo del todo. Me acuerdo que era para un centro nacional, no sé si era menores con adicciones o de educación especial. Pero era un paredón grande, una especie de mural colectivo. Era sobre integrar, no discriminar a los chicos de ese centro. Esa era la línea.

– ¿Elegiste el arte por que creciste en ese ambiente o tus padres te llevaron a elegirlo?

– Mi papá es bastante grande, tenemos una diferencia generacional muy grande, con mi mamá también. Mi papá tiene una cosa como muy del humanismo, ese pensamiento de que hay que formar a las personas en todos los campos posibles. La verdad que me dio bastante posibilidades. Mi papá tuvo un accidente, en uno de los ojos, y eso hizo que empiece a trabajar en casa solamente. Fue el que se encargó de enseñarnos cosas, sobre todo a mi hermano y a mí. Él tiene esa perspectiva, como de dar muchas posibilidades. No solamente elegí arte, me interesa mucho la política. Después estudié filosofía. No siento que me hayan llevado, sino que al nacer en un ámbito así, se te vuelve muy natural. Se me hace muy cómodo pintar, es como mi ambiente. Es un ambiente seguro, me resulta cómodo, me ayuda mucho a expresarme. Mis padres nunca me presionaron.

– ¿Sos de unir la política con algún mural?

– Si. Yo adhiero a una corriente, si quieren decirle así, en la cual se diferencia el muralismo de otros tipos de arte en la pared. Lo que tiene de diferente, es que tiene si o si consecuencias y conexiones a nivel semántico, políticas. Siempre pensándose en un espacio político, en un territorio. Los que sostenemos esto, es porque el muralismo, tal como lo pensamos en Latinoamérica, pero vino del muralismo mexicano, está arraigado con ideas de liberaciones del Estado y demás. En Estados Unidos, apareció un arte monumental donde las imágenes están totalmente descontextualizadas, no están atravesadas por el territorio ni por ninguna cuestión política. Por ejemplo, una tortuga marina en Capital Federal, volando en un edificio. Sin hacer una crítica, no lo es. Uno elige en que líneas dialogar o proyectarse, y no es que los otros diálogos estén mal, sino que no le interesa a una dialogar por el lado de lo estético. A mi lo político me parece trascendental, y a veces lo tengo que negociar. Ahora estoy trabajando como muralista para un municipio, eso significa que me dicen que tengo que pintar la pared de tal vecino y ese vecino me dice «nada político». Uno entiende que significa, por ejemplo, que no le pinten la cara de Eva Perón. Pero, después vos podés como ir modificando y aprovechando para compartir ideas políticas. Me ha pasado que me pedían flores, me mostraban y no eran nativas de acá. Entonces, tengo una charla con los vecinos y les digo que me gusta la idea de lo decorativo, pero que se puede hacer algo que represente al territorio. Se puede usar la flor del ceibo. Si, fui muy explicita juntando lo político partidario con el mural, cuando coincidía con mi ideología.

– ¿Hace poco realizaste un mural en una casa de victimas de violencia de género?

– Si, para Malvinas Argentinas, el municipio donde trabajo. Como saben que me convocan estos temas, a veces, cuando surgen propuestas así, me las designan. Yo trabajo mucho para cuestiones sociales. Yo tengo otro laburo, aparte del muralismo. Creo que hice más murales donados que pagos.

– ¿Hiciste algún mural solidario?

– Si, hice muchos. El primero que hice fue como una marca, porque era solidario. Creo que los destacables son los murales pagos, hice muy pocos. Debo tener cien murales hechos, y no más de 20 son pagos.

– Además de muralista, ¿sos docente?

– Soy profe de arte en secundaria. También soy profe de filosofía, y estoy dando clases para los sextos años. Y también, doy un taller de mural con perspectiva de género, para jóvenes y adolescentes, en un centro comunitario, en Moreno.

– Contame un poco de ese taller.

– Es parte de un proyecto, para personas hasta 17 años. Yo estoy trabajando con constancia hace medio año, un poquito más. Pero ya había trabajado ahí, hace unos años. Las dos veces sucedió lo mismo, hice un mural, y como los chicos vinieron a ayudarme, me propusieron hacer el taller. La propuesta es ir acercando contenidos de ESI, con perspectiva de género, usando el recurso del arte mural y la intervención en el suelo, hicieron una rayuela con frases. Es difícil porque quizás, en los lugares más desamparados, en algunos sentidos, hay algunos contenidos patriarcales arraigados. Me gusta trabajar con los jóvenes, tienen impulso. El proyecto también engloba otras cosas, los chicos participan de «Jóvenes y Memoria». Hacen salidas educativas, fuimos a ver entre todos la película de «Yo princesa». Son varias propuestas.

– ¿Participaste de algún evento de muralistas?

– Si, tanto acá en Buenos Aires como en otras provincias. Estuve en Chaco, Corrientes, fui varias a veces a Chile y Porto Alegre. Participé en varios, gané algunos premios también.

– ¿Haces solamente murales o también otras cosas ligadas al arte?

– Cuando era chica, estudié música. Quería hacer canto, no me dejaron porque era muy pequeña. Se me cortó todo cuando empecé a estudiar arte, igual después seguí en un coro, y actualmente estudio canto de manera particular. Con respecto al arte visual, hago pintura de caballete, dibujo, y hago escultura, es lo que más me gusta pero hay que tener dinero y espacio.

– ¿Cuál es tu mural preferido o más emblemático?

– La verdad, no sé. Cada uno tiene su recorrido. Ahora, hay una realidad que, desde el primer mural a los últimos, hay como un gran cambio. Tiene que ver con la práctica, los cambios de decisiones o gustos. Ahora, los que más me gustan son los últimos que hice. Por ejemplo, uno que hice de infancias libres y disidencias. Muchas veces el mural se reduce a un retrato, tengo varios y me gusta, soy rápida para hacerlos. A veces, hay una demanda de visibilización urgente. Sé que es emblemático el mural de Maradona que hicimos en grupo, lo propuse yo. Hice los dos Maradonas finales, para la gente.

– ¿Qué tipos de murales te piden más?

– Los retratos, me gustan mucho hacerlos y me convocan mucho. En general, los retratos, lamentablemente, son homenajes a personas que no están. Hay una dinámica de conectarse con gente que extraña, que quiere a esa persona. Previo a hacerlo, me encargo de investigar sobre el tema. En esos casos es muy fuerte, la cuestión aflictiva que circula ahí. Cuando hago retratos, pongo todo eso que recibí o intentando figurarme cómo es todo eso que recibí.

– Si tenés la libertad de hacer un mural con un mensaje, ¿cuál sería?

– Como los murales se construyen con el territorio, me cuesta un poco pensarlo así. Tengo mis intereses que son territoriales, pero de acuerdo al territorio en el que esté, tengo que mezclarme con los intereses que hay en ese lugar. Cuando hago un mural, el contenido que busco en ese mural tiene que llegar y ser entendible por la gente. En el lenguaje visual, el mural es como dar una conferencia, una charla con una muchedumbre. En ese momento, elijo decir algo que le interese a la gente, hablar de la gente. Hay un montón de temáticas que me cruzan, otras no me convocan. Pero toda la cuestión que tiene que ver con género, la identidad de pueblos originarios, nuestras raíces, la economía, el medio ambiente, con todos los elementos que para mí construirían una subjetividad más saludable y plena. Ayudaría a ver la vida de todos como algo que merece dignidad y cuidado.

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